¿Qué tipo de docente eres?

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¿Qué tipo de docente eres?

Hay tantas formas de comportarte en el aula como profesores y profesoras: no obstante, las nuevas configuraciones del conocimiento han dado lugar a diferentes tipos de liderazgo en el aula. ¿Con qué perfil o perfiles te identificas más?

  • Democrático

El profesor o profesora invierte una gran parte del tiempo en su autoformación y en construir redes de aprendizaje que puedan ayudarle, no tanto en el hecho de impartir contenidos, como en ganarse la legitimidad en el grupo: es decir, las llamadas «buenas prácticas» que tienen como fin una gestión emocional del aula. Además, tiene en cuenta las opiniones o preferencias de su alumnado y ofrece directrices y criterios de evaluación claros.

  • Mediador

El mediador delega el aprendizaje en sí en el alumnado, fomentando la autodisciplina y el aprendizaje autónomo y grupal de las alumnas y alumnas de acuerdo a la personalización de los objetivos de cada cual: las instrucciones se centran en el «aprender a aprender», más que en los contenidos, que serán encontrados, clasificados críticamente y organizados por parte del grupo. También ofrece amplísimas oportunidades de innovación y metodologías de aprendizaje basado en problemas, así como competencias relacionadas con el tratamiento de la información y el trabajo colaborativo, pero se puede encontrar serias dificultades en los niveles básicos de la educación o en grupos poco receptivos.

La docencia con un carácter mediador es conveniente en las etapas secundarias de la educación: la conexión emocional permite detectar problemas en tus estudiantes.

  • Autoritario

Aunque suena «feo», NO es peor los anteriores: sin embargo, algunos perfiles con más adaptativos que otros… En general, ejercer un liderazgo autoritario no implica un mal carácter y una regla en la mano, sino unos criterios cerrados claros a la hora de evaluar las tareas, una forma de evaluación centrada en la prueba objetiva (exámenes, trabajos) y escasas actividades en grupo o en equipo. Sin embargo, esta intransigencia permite una previsión suficiente que puede dar lugar a oportunidades de innovación educativa muy interesantes: la planificación es la clave, lo cual también alivia al alumnado, que, sin estar empoderado, sí tiene control sobre sus resultados al haberse clarificado todos los requisitos de aprendizaje por parte de la o el docente.

  • Tradicional

La docencia tradicional es intransigente y dominante, con muy poco margen para la novedad y el desarrollo autónomo del alumnado,que pasa a ser un agente pasivo y «oyente» de clases con formato magistral: no hay refuerzos positivos ni recompensas, sino cumplimiento de obligaciones, y a menudo los criterios de evaluación no son transparentes. La retroalimentación de dichas evaluaciones siempre ha sido muy deficiente: eso quiere decir que, si te empeñas en seguir por la misma senda de siempre, los resultados de retroalimentación serán los mismos. Esto tiene como consecuencia que el alumnado con mayor disposición, por los motivos que fuera, sí logrará mejores resultados, pero el alumnado desmotivado o con dificultades de aprendizaje (de las que NO tienen la culpa) se caerá por el camino, con frustración, mayor desmotivación…

Además, el estilo autoritativo (que no autoritario) genera adultos y adultas irresponsables y con escasa capacidad de aprendizaje y autonomía: el alumnado adolescente de hoy convirtiéndose en adultos y adultas heterónomas sin autonomía que tienen que depender del liderazgo del equipo directivo de una empresa dentro de 15 años. ¿Verdad que no queremos eso? En serio, hay formas más constructivas de mantener el orden en el aula y educar a las alumnas y alumnos en la disciplina, la autonomía y el respeto: desde el respeto y el ejemplo, por ejemplo. La autoridad no se impone: se gana.

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