Distinción entre evaluación, medición, calificación y acreditación
La evaluación es un tema que genera mucha preocupación y controversia entre los que se interesan por la educación. Generalmente la forma de valorar refleja la concepción que el maestro o un centro educativo tienen sobre el aprendizaje. Es importante distinguir entre algunos conceptos fundamentales tales como: medición, calificación y acreditación que con frecuencia se confunden con nuestro objeto de estudio ocasionando una desviación sobre la verdadera función de la evaluación.
Comencemos por el término medición. Medires cuantificar aciertos y errores para adjudicar calificaciones; es un paso previo a la verdadera evaluación, suele ser deseable como antecedente de esta, por el mayor rango de objetividad que ofrece.
El término calificación, por su parte, está referido exclusivamente a la valoración de la conducta de los alumnos; calificar es una actividad más restringida que evaluar. Se puede calificar en términos cualitativos (apto/no apto) o cuantitativos (5, 6, 7, 8, 9, 10), de acuerdo al juicio de valor que emitimos sobre la actividad o conducta del alumno como resultado de un examen, actividad o proceso de aprendizaje.
Como vimos anteriormente, evaluar es enjuiciar y valorar a partir de cierta información desprendida de la realidad, de modo que en el proceso de enseñanza-aprendizaje la información puede ser la medición o cuantificación de los datos aportados por los exámenes, siempre y cuando dé lugar a ulteriores interpretaciones o establecimiento de juicios y toma de decisiones.
La nota escolar o calificación debe ser un reflejo directo de un proceso de evaluación claramente establecido y conocido por el sujeto evaluado. Es un elemento que bordea el límite entre las prácticas evaluativas del profesor y las consecuencias sociales y psicológicas para el estudiante, su familia y la sociedad. De ahí la exigencia de realizar una evaluación con seriedad y profesionalismo, considerando las demandas curriculares de cada plan y programa y cada centro.
Cuando los procesos de evaluación se trasladan hacia otros objetos (objetos de evaluación) o hacia otras personas (sujetos de evaluación) la situación se torna más compleja y requiere de tiempo y esfuerzo; sobre todo porque en ese caso se necesita una sistematización más o menos convencional de ciertos pasos metodológicos para realizar tales evaluaciones fuera de nuestra psique (Frola y Velásquez (2011).
Lo que en este momento nos ocupa es la evaluación como actividad sistemática al servicio de la educación, ámbito en el que puede evaluarse prácticamente todo: aprendizajes, enseñanza, labor docente, contexto físico y educativo, programas, etc.
Los profesores emiten muchos juicios en el proceso de evaluar los logros de sus alumnos, de hecho, están evaluando continuamente. Es difícil imaginar que la educación ocurra sin que se haga ningún tipo de juicio. La evaluación educativa, por tanto podría definirse como un proceso de obtener información para formular juicios que se utilizarán para tomar decisiones.
La evaluación de los aprendizajes tiene como objetivo la valoración de los cambios o resultados producidos en los alumnos como consecuencia del proceso educativo. Es importante subrayar que aunque estos cambios son internos, han de poder manifestarse externamente a través de comportamientos observables.
(Continuará…)
Por: Mtra. Georgina Puebla Cardona