Por: Mireya Gussinyé Figueres.
La función principal de la escuela es educar, no obstante educar no significa saturar de datos, cantidades y conocimientos a los alumnos; educar significa dirigir, encaminar a los jóvenes hacia una vida plena, responsable y ética. Educar en valores es fundamental ante la crisis que estamos presenciando y el cambio en la sociedad, producto de la globalización. Los valores se pueden aprender por contenidos, por normas o por imitación, pero la manera más efectiva de asimilarlos y desarrollarlos es por formas de hacer. Los jóvenes, en el esquema de aprendizaje “aprender a aprender”, desarrollan un sentido moral a partir de su propia experiencia, construyen su conocimiento a partir de aprendizajes y experiencias vitales, con el fin de reutilizar y aplicar este conocimiento y estas habilidades en una variedad de contextos: en casa, en el trabajo, con los amigos, en la escuela, etc. Los valores se enseñan y se estudian practicándolos, ejerciéndolos, disfrutándolos o padeciéndolos. Se aprenden con el ejemplo, no simplemente con un programa y un libro.
Estimo que la tolerancia es uno de los valores que más debemos de fomentar e inculcar; sólo con ella podremos alcanzar una sociedad más justa, equitativa, democrática y pacífica. Para enfrentar la intolerancia no hay que ir muy lejos; el bullying en las escuelas se ha convertido en un grave problema que en nuestro país ya ha sido calificado como salud pública.
Como docente responsable del curso de Historia Universal, en el nivel de 4° año de Bachillerato, considero que la historia es un medio efectivo y conveniente para lograrlo; por ello mis alumnos llevan a cabo un proyecto sobre el Holocausto.
Antes de abordarlo los alumnos contestan una encuesta que mide su nivel de tolerancia, después se realiza una visita al Museo Memoria y Tolerancia de la Cd. de México para acercarlos al tema y sensibilizarlos, posteriormente llevan a cabo el proyecto que consiste en una serie de investigaciones y actividades donde adquieren y profundizan sobre el tema y reflexionan sobre la importancia de la tolerancia. Finalmente, contestan de nuevo la encuesta.
A lo largo del proyecto participan en un blog donde reflexionan sobre la importancia de la tolerancia y las consecuencias de su carencia. Este proyecto lo he llevado a cabo durante tres ciclos escolares (en total 620 alumnos), y en los tres los resultados demuestran que su nivel de tolerancia aumentó y se generó una empatía para con sus semejantes.
El pregunta inicial es ¿En qué medida el estudio del Holocausto puede ayudar a comprender las consecuencias de la intolerancia y volver a los estudiantes más tolerantes?
En virtud de que presente y pasado interactúan constantemente en nuestra realidad, el alumno debe ser capaz de analizar, interpretar y reflexionar sobre las implicaciones del Holocausto en nuestro presente para, finalmente, proponer alternativas que abran una puerta hacia la tolerancia. El Holocausto es la herramienta didáctica para que los alumnos plasmen su sentir y experiencias en una revista virtual, cuya función principal es promover la tolerancia y que compartan sus reflexiones en un blog.
El proyecto consiste en las siguientes acciones:
1. Evento de ingreso o situación de aprendizaje: Video introductorio sobre el Holocausto (duración 2:30 minutos) que plasma lo sucedido en el Holocausto.
2. Pregunta Generadora: ¿Cuáles son las alternativas que propondrías para que, en el futuro, no haya racismo, ni persecuciones ideológicas que deriven en la intolerancia?
3. Actividades
4. Al finalizar los alumnos contestaron de nuevo la misma encuesta del principio para medir si su nivel de tolerancia cambió.
Evaluación: Cada una de las actividades es evaluada por los alumnos con una lista de cotejo y el producto final se evalúa con una rúbrica.
Como cierre del proyecto hemos tenido la fortuna que nos visite un sobreviviente del Holocausto, Max Daniels, que acude al colegio a platicar con los alumnos sus experiencias durante el Holocausto, él tenía 18 años en ese momento. La experiencia es realmente sobrecogedora para los alumnos.
Como resultado del trabajo realizado, los alumnos entendieron la importancia de la tolerancia, la fomentaron en su entorno y se volvieron un poco más tolerantes gracias a la reflexión que se dio. Además repercutió de manera muy favorable, ya que tanto estudiantes, padres de familia y docentes se percataron de que el Aprendizaje Basado en Proyectos (PBL) es mucho más significativo y enriquecedor.
Al ver el alcance y éxito del proyecto quise compartirlo más allá de las paredes del colegio y participé en el concurso que Microsoft convoca todos los años de Docentes Innovadores. El proyecto, en el año 2009; ganó el 1° lugar Nacional; el 2° lugar Latinoamericano del Foro de Docentes Innovadores de Bs.As, Arg. y el 3° lugar Mundial en el Global Forum de Partners in Learning en Bahía Brasil. Gracias a ello tuvo una gran difusión y maestros de otras escuelas (en otros países inclusive) lo están aplicando.