Volviendo a un exámen: un número no enseña gran cosa. La corrección sí: es importante explicar detalladamente qué es lo que falla y, por supuesto, no olvidar aquellos puntos fuertes o sobresalientes.
3. Búsqueda de información
Y ahora volvemos a los trabajos (y a los exámenes): utilizar únicamente un libro de texto entra difícilmente dentro de «aprendizaje» real y significativo. Buscar información es esencial y necesario, cada uno a su nivel y en sus posibilidades.
Por ello, las actividades de aula deberían implicar, al menos en un 40% la necesidad de buscar, fuera de libro de texto o de apuntes, información. Eso es «aprender a aprender»
4. Ampliación
En los exámenes, el espacio cerrado juega en contra del desarrollo del aprendizaje de tus estudiantes: deja espacio para escribir si tu asignatura lo requiere, porque no hay nada más frustrante para un GRAN estudiante que haberse interesado por algo que le ha encantado, haberlo buscado, saber MÁS de lo marcado en «Objetivos didácticos» y no tener forma de expresarlo.
5. Adaptación a las necesidades y preferencias
Hay alumnos que quieren subrayar, otros tomar notas,… ¿Qué hacer? Nada. Se puede aconsejar sobre métodos de esquematización, subrayado y trabajo instrumental en general, pero cada persona aprende a su manera y tu trabajo es enseñarle a aprender de la forma óptima para su caso particular, y no a enseñarle a aprender de la forma óptima para ti. Molesta a muchos profesores y profesoras ver cómo alguien marca un libro: un libro sirve para estudiar, y salvo que este sea propiedad del colegio, si el libro es suyo, no está profanándolo por subrayar, sino todo lo contrario.
Un libro profanado es un libro intacto.