Estimado maestro(a):
Este blog pretende ser una fuente inagotable de inspiración para tu desempeño docente. Deseamos que encuentres en este espacio formas innovadoras y útiles que te permitan refrescar tu práctica y generar mejores aprendizajes en tus alumnos.
Seas bienvenido, pues, a esta nueva aventura de construir educación que queremos emprender junto contigo.
Para comenzar te compartimos la siguiente reflexión:
Ser maestro de Siglo XXI
¿Qué significa ser maestro en un siglo en dónde los estudiantes, las formas de vida, los avances científicos y tecnológicos, entre otros aspectos se han convertido en el gran reto?
Pablo Latapí (2003) hace esta reflexión y nos dice que nadie como los maestros y las maestras para responder a una pregunta tan sencilla pero compleja a la vez, pues la profesión de maestro tiene, como la luna, dos caras: la luminosa y la oscura.
En esta ocasión los invito a dirigir nuestra atención a esa cara luminosa de nuestra profesión, a volver nuestras miradas a todas aquellas experiencias gratas que nos deja el presenciar el aprendizaje de nuestros alumnos. Ser maestro hoy y siempre tiene la fabulosa virtud de impulsarnos a trascender; como ninguna otra profesión. La docencia nos permite abrir las inteligencias y acompañar a niños y jóvenes en su proceso de formación como personas de bien.
Ser maestro nos deja ser testigos de la maravillosa transformación de crisálidas a mariposas y aprender al ver aprender y crecer al ver crecer.
Quién no recuerda cuando algún pequeño comenzó a leer sus primeras palabras o frases y llegó orgulloso a pedir que lo escuchara; o cuando recibió un pequeño papel dónde se leía un: “te ciero maestra”, a quizá cuando algún chico se acercó a hacer una confidencia sobre un problema de familia o un amor mal correspondido y ayudarlo a encontrar la solución. Son tantas las historias que nosotros los maestros podemos contar, que cada uno podríamos escribir un libro. Esos son los rasgos luminosos de la profesión que, sin temor a equivocarme, nos mantiene vivos.
“Ver aprender”, nos dice Latapí, es la satisfacción fundamental de quien enseña. “Ser maestra o maestro es ser invitado, en ciertos momentos privilegiados, a entrar al alma de un chico o una chica y ayudarle a encontrarse, a afirmar paulatinamente su carácter, a discernir sus emociones, quizás a superar sus temores y angustias”(Latapí, 2003).
Ser maestro de este o de otro siglo, no hace mayor diferencia. Ser maestro es entregarse, comprender, participar, construir, recrear, fortalecer, impulsar, formar, ser ejemplo, dejar huella, crecer y seguir creciendo en la propia mente y en los corazones de nuestros alumnos y hasta de sus familias. No dejemos que el lado oscuro de la luna opaque el brillo de nuestra labor, seamos luz, pasión y entrega, nuestros niños y jóvenes nos necesitan para construirse un mundo a su medida.
Georgina Puebla Cardona
Coordinadora Académica
Clubepe
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