Por: Dra. Teresita de Jesús Cuevas Cardona
La educación en nuestro país ha pasado por diversos procesos, desde la escuela tradicional, hasta los principales lineamientos de la escuela nueva, sin embargo, de acuerdo a los resultados que tienen nuestros estudiantes en comparación con otros países, sigue siendo pobre, y aunque tenemos excelentes maestros, también los hay que no creen que sus alumnos puedan aprender descubriendo y creando sus propios conocimientos. Y así, los atiborran de estos, sin que sean significativos, pues no tienen manera de aplicarlos en la vida real.
Es innegable, que la corriente constructivista – aun reconociendo que no constituye un todo unificado, sino la confluencia de diversas aproximaciones psicoeducativas al estudio e intervención en los procesos educativos escolarizados –, es hoy en día la corriente educativa con mayor presencia en el terreno de los programas educativos y de instrucción. Es en torno al constructivismo psicogenético y cognitivo, que desde mediados de los años 70’s del siglo pasado, se fundamentaron las principales reformas curriculares, así como la innovación en los modelos de enseñanza y en la formación docente, pero desde los 90’s se dejó sentir una fuerte influencia al constructivismo de orientación sociocultural. (Díaz Barriga, 2006 p. 15).
La concepción constructivista del aprendizaje escolar, se sustenta en la idea de que la finalidad de la educación que se imparte en las instituciones educativas es promover los procesos de crecimiento personal del alumno en el marco de la cultura del grupo al que pertenece. Estos aprendizajes no se producirán de manera satisfactoria a no ser que se suministre una ayuda específica a través de la participación del alumno en actividades intencionales, planificadas y sistemáticas que logren propiciar en éste una actividad mental constructivista (Coll, 1988).
En el enfoque constructivista, tratando de conjuntar el como y el que de la enseñanza, la idea central se resume en la siguiente frase:
“Enseñar a pensar y actuar sobre contenidos significativos y contextuados” (Díaz Barriga,1999: pag.16)
Pero, ¿cómo lograr esto?, Ante todo, debemos estar concientes de que el cambio de paradigmas docentes es difícil, pues cada docente, tiene sus lineamientos establecidos, sobre como impartir sus clases. Algunos piensan que es solamente la exposición, la parte efectiva, pues consideran que los alumnos no tienen la capacidad de buscar los conocimientos por sí solos, habrá otros que siguiendo con esta premisa, hacen que sus alumnos sean los que exponen, sin pensar que al final, se sigue dando el aprendizaje por recepción, y que sólo el equipo expositor es el que “aprende”.
A mi juicio, pienso que debe existir un equilibrio entre la parte expositiva y el aprender haciendo, sin embargo, debe ser esto último la parte fuerte de la educación, y pensar que, en muchas ocasiones, el estudiante no aprende en solitario, por lo que la conformación en equipos para resolver problemas, que los lleven a elaborar proyectos, toma gran importancia en la educación actual.
Así también, es claro que el alumno aprende más construyendo, buscando, practicando y aplicando los conocimientos, que sólo siendo un receptáculo de ellos. El estudiante se forma más de sus pares que del profesor, pues son sus propios compañeros los que enriquecerán más sus experiencias cognitivas. Es por esto, que el aprendizaje cooperativo maneja una visión más amplia en la educación y por lo tanto nuevas maneras de evaluar los aprendizajes.
Así mismo, el concepto de aprendizaje cooperativo, sigue sin estar claro en muchos de nosotros y nos basamos en una evaluación grupal, o individual, sin tomar en cuenta la cooperación que debe existir entre cada equipo.
La enseñanza puede ser descrita como un proceso continuo de negociación de significados, de establecimiento de contextos mentales compartidos, fruto y plataforma a la vez de este proceso de negociación (Coll y Solé, 1990, p. 332).
Por lo tanto, el docente puede utilizar el enfoque de este tipo de aprendizaje en el aula para promover que sus estudiantes:
Para esto, se deben tomar en cuenta los siguientes aspectos a la hora de evaluar:
Estas son algunas recomendaciones del trabajo en cooperación, sin embargo es la situación que vive cada docente y la creatividad que logre para utilizar diversas estrategias de evaluación en equipo, que lo lleven a mejorar los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Así también, el mejorar los procesos de este tipo de evaluación, nos ayudarán a mejorar la elaboración de proyectos escolares y situar la enseñanza en la solución de problemas reales que logren aprendizajes significativos.