Por: Lorena Ladrón de Guevara Galindo
- Recuerda el “para qué” de tu labor docente cotidianamente.
- Crea un ambiente favorable para el aprendizaje con una actitud positiva y alegre de tu parte.
- Recuerda que tu ejemplo arrastra, más que tus palabras. Se congruente con lo que dices y haces.
- Establece reglas claras desde el principio e involucra a todos tus alumnos para obtener éxito en el año.
- ¡¡Escúchalos!!… el maestro que sabe todo y no tiene nada que aprender ya pasó de moda.
- Sigue aprendiendo, el que no aprende vive en un mundo que ya no existe.
- No te rindas en tu ejercicio cotidiano de sembrar valores.
- NO permitas agresiones ni físicas, ni verbales, ni emocionales en tu aula.
- Enséñalos a creer en sus sueños, la mejor manera es compartiéndoles los tuyos.
- Recuerda que los tienes solo 10 meses, pero lo que siembres en ellos ¡¡será para siempre!!